miércoles, 3 de febrero de 2016

Volver a nacer reloaded

Escrito hace algún tiempo, decidí re publicarlo, añadiendo un par de fotos de lo vivido. Son bastante desagradables, así que cuidado!

Creo, sin temor a equivocarme, que nunca estamos contentos con lo que tenemos. Si nuestro cabello es lacio lo queremos rizado, si es rizado lo queremos lacio, si es corto lo queremos largo y su es largo pues corto. Si estamos gordos queremos ser flacos, si las tetas son chiquitillas las queremos grandes y sin son grandes estorban y pesan, y las queremos chiquitillas. Si el culo es grande hacernos lo imposible por bajarlo, ah! pero si es diminuto somos capaces hasta de ponernos un calzón con relleno con tal de que no se vea la falta de...
En fin. Es la naturaleza del ser humano ser disconforme. Y gracias al avance médico y a la plata, hoy en día lo que no me gusta lo arreglo. Pero eso si, hay que tener huevo, porque cada remiendo cuesta un ojo de la cara y parte del otro.
Así que cuando de pronto tu sueño de siempre se hace realidad, y te preguntan "te gustaría ser parte de un programa tipo exteme makeover? (para seguir a las moda)..." Nadie lo prensa dos veces, y se manda de una. Aún más cuando uno es un limpio, tiene tres hijos, las tetas enojadas y diminutas (una viendo pa un lado y la otra pa el otro) anda en los treintas y tiene cero posibilidades de quitarse ni una mancha de una pierna!
Eso mismo me pasó a mi. Tenía 35 años, tres hijos: uno de 9 otro de 7 y otro de 4. Me había puesto a dieta y había logrado pasar de 90 kilos a 68, pero aún tenía pancita de los embarazos y obvio, las tetas diminutas y enojadas, como mencione antes. De pronto un día, una compañera de trabajo se me acerca sigilosamente y me cuenta que "Así es la vida" (fallecido programa de Lizet Castro) buscaba a alguien como yo para hacerle un cambio extremo... Yo??? Bueno, como siempre y sin preguntarle a nadie, dije que si a la primera! Se imagina??? Me iban a poner tetas, quitarme la panza y hacerme lo que yo quisiera, todo de gratis!
Sin pensarlo dos veces me entrevisté con la doctora Gabriela Guzman Stein, quien seria "la profesional" a cargo de mi caso. Ella sugirió el tamaño de los implantes mamarios (vio que lindo lo dije!) sugirió hacer una lipo escultura en la espaldas e inyectarme la grasa en las nalgas, y también dijo que era mejor hacer una cirugía para quitar la panza en vez de sólo hacer una lipo. Según ella también iba a arreglarme la nariz (eso nunca me convenció) y quitarme la papada. Además las productora del programa ofreció dentista, cirugía para quitar la miopía, cabello ropa etc. O sea, digame usted si no era como un sueño hecho realidad y usted también se hubiera ido en todas?!
El proceso inició con la lipo escultura de la espalda y el relleno de nalgas. Bueno. No puede sentarme durante 22 días, o la grasa que me habían inyectado en el culo se iba a deformar... Imagínese usted! Trabajé, dormí, anduve en carro, y fui al baño así, sin apoyar las nalgas durante todo ese tiempo! Que agote! Pero me quedó un culillo que podría llamarse decente, presentable, sobre todo porque antes parecía que me había tirado de un tobogán de lija.
Los moretes por la lipo me llegaban casi hasta las rodillas, el dolor en cada masaje para volver a pegar el pellejo al músculo eran tan dolorosos que me hacían llorar, y la incomodidad de no poder sentarme hacia que mi vida fuera un poquito más complicada de lo normal. A la doctora no le gustó que me quejara y estuvo a punto de suspender el resto de los cambios. Pero la productora la obligó y así se fijó la fecha de la cirugía. Llegue a la clínica temprano porque iban a empezar a medio día, el proceso iba s ser grabado para tener material para el programa, así que tuve que pararme desnuda en frente de mis compañeros camarógrafos para que la doctora pudiera marcarme con un pilot.... Exacto, leyó bien, desnuda, chinga, en pelotas, como quiera decirlo... En frente de mis compañeros de trabajo! Casi me muero....
Cuando me desperté me dolía todo! Como si un camión me hubiera atropellado. Me inyectaron morfina cada cuatro horas para el dolor, y me mandaron para la casa antes de las seis de la tarde, con un drenaje en la herida y cero información en la bolsa. Tenía que regresar a diario al consultorio de la doctora para curaciones. Y así fue, todos los días me curó, pero sin guantes, porque es alérgica al latex, sin equipo desinfectado, sin ningún cuidado.
Así transcurrieron los días, las semanas, y los inventos de la doctora. Por un mal movimiento el drenaje se fue para adentro, entonces ella lo sacó, sin guantes, en su consultorio ocho días después de la cirugía. Ella, sin mi autorización, decidió reconstruir los músculos de la vejiga y la vagina, además, cortó tanta pero tanta piel, que el cuero no aguantó, y el día después de la cirugía una gran parte se necrosó.
Al pasar de los días la doctora decidió que debía hacerme limpiezas en la herida, en mi casa, tres veces al día, y para eso tenía que usar un suero que ella misma me dio al que le había inyectado cloro, para matar las bacterias. Para ese momento ya había cortado, con tijeras, en su consultorio, la piel necrosada, porque según ella eso se iba a regenerar solo. Pero el tiempo fue pasando, y en vez de mejorar empeoró cada día más, llegó el momento en el que olía a rata muerta, pero no dije nada porque la doctora insistía en que era normal y parte del proceso. Hasta que un día, después de limpiarme, me di cuenta que el líquido que echaba por el ombligo salía por el hueco que había más abajo, donde alguna vez estuvo la piel necrosada.
Inmediatamente llamé a mi jefe y le conté lo que me sucedía. Ella, aterrada, consiguió que el médico de empresa me viera al día siguiente y ahí inició el calvario. Tenía una infección tan grave, que del canal me mandaron directo a una infectologa, y de ahí de emergencia a la Clínica Bíblica. Los resultados: una bacteria come carne, que ya estaba en sangre y había tomado el pulmón. Llamaron a un cirujano plástico, y pasé por el quirófano tres veces más para que pudieran hacerme limpiezas quirúrgicas. Perdí el tendón que forma el ombligo, la infección tocó el páncreas y estuve internada ahí por casi un mes. Cuando finalmente me dieron la salida, tuve que ir a diario a que me hicieran curaciones hasta que el hueco se rellenó y pasé incapacitada seis meses, el tiempo que la herida tardó en curarse.
Ah! No les conté! La doctora Guzmán nunca más apareció, porque como es alérgica al látex no podía entrar a la clínica...
Como comprenderán hasta ahí llegó el famoso "cambio extremo". Sin dentista, sin ropa, sin nada. Bueno no, con vagina nueva, una cicatriz espantosa en media panza, sin ombligo y viva. Si, viva! Estuve a punto de perder la vida, literalmente por un par de tetas, pero no me tocaba, mi momento no había llegado todavía, y diez años después todavía estoy aquí.
La cicatriz externa quedó espantosa, pero hace dos años recibí el mejor regalo de cumpleaños, mi novio me regalo un tatuaje, y en vez del hueco ahora tengo un fénix. La cicatriz interna? Esa no me la quiero quitar ni tapar con nada, esa me dejó grandes enseñanzas, me demostró que todo lo que tengo es perfecto y no tengo por que cambiarlo, que la vida puede ser un regalo espectacular cada día si yo quiero y que derbi agradecer a cada momento todo lo Linney que tengo.
Así que si hay algo que aprender aquí sería, pirimero: si quiere un cambio pague, nada es gratis en la vida. Segundo: valore a cada momento lo que tiene, siempre habrá gente mejor y peor que usted. Y tercero: sea feliz, sin importar qué, partir ser feliz sólo depende de usted.
Feliz semana!!
No se complique, viva feliz. Y si no puede, mediquese, viera que bien se siente.